Frecuentemente, en los planes de movilidad (y en casi cualquier trabajo de consultoría) existen varias fases principales: la toma de datos, el análisis de los mismos, la propuesta de acciones correctoras, la difusión de los resultados y la puesta en marcha de las medidas.
Cuando se trata de planes de transporte a empresa, o planes de transporte a centros de trabajo (PTT), en la fase de toma de datos es habitual realizar cuestionarios a los trabajadores donde se recoge información acerca de sus hábitos de movilidad. El desplazamiento de los currantes desde su casa a su puesto de trabajo y viceversa representa aproximadamente del 75 al 95% del volumen de tráfico de vehículos generados en un polígono industrial. Por tanto, conocer sus orígenes y destinos, sus horarios y su disponibilidad para aceptar ciertos cambios cobra especial importancia para optimizar los resultados del estudio.
Lejos de ser un trabajo fácil, la toma de datos implica cierta problemática que siempre dificulta su realización. En primer lugar, si se trata de un área empresarial se requiere de personal, habitualmente subcontratado de forma temporal, que se patee el polígono intentando robar a los trabajadores parte de su tiempo. No es raro que los currelas no muestren gran predisposición a colaborar, y tampoco es raro que los encuestadores no se empleen con esmero. Pero es básico obtener un número mínimo de encuestas para que exista representatividad. ¿Y cómo conocer ese número? Habitualmente se recurre a una fórmula más o menos complicada para calcular el tamaño muestral:
n representa el tamaño muestral
p es la proporción de viajes con un destino determinado
q es la proporción de individuos que no van a ese destino, es decir, 1-p
k es una constante que depende del nivel de confianza
N es el tamaño de la población (el número total de trabajadores)
e es el nivel aceptable de error
Una vez determinado n, hay que movilizar a los recursos humanos para que obtengan las encuestas en el tiempo establecido. Conviene siempre ir a un número mayor de encuestas, ya que se minimiza el error y se compensan posibles encuestas mal cumplimentadas.
Los encuestadores, como en cualquier otro trabajo de estas características, tendrán como requisitos deseables la simpatía y la buena presencia. Y sí, por muy políticamente incorrecto que pueda sonar, las mujeres suelen obtener mejores resultados como encuestadoras que los hombres. Además, dado que habitualmente estos trabajos los contratan o la administración pública o las entidades gestoras de los polígonos, será de gran ayuda para los encuestadores la comunicación previa a las empresas de la realización de dichas encuestas, por vía escrita, con el sello y firma de la entidad contratante. Asimismo, los encuestadores habrán de estar informados de estos envíos y llevarán copia impresa en mano para recordar a las empresas "despistadas" la razón de los trabajos. A partir de ese momento, su propia pericia y entrega, así como el control del jefe de proyecto, determinarán en gran medida la calidad y fiabilidad de los resultados.
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