Si bien una mejora del transporte público suele ser la mejor opción para reducir el tráfico en las ciudades, habitualmente en el desarrollo de los proyectos de movilidad sostenible conviene apostar por medidas realistas. Y siendo realistas, son contadas las ocasiones en que la gente está dispuesta a cambiar la comodidad y flexibilidad de su automóvil por líneas de transporte que muchas veces no cuentan con la frecuencia ni con el confort necesario para ganar la partida al vehículo privado.
Una de las posibles soluciones es compartir coche. La idea es (en principio) sencilla: se trata de que las personas con orígenes, destinos y horarios similares compartan un mismo vehículo, de manera que se pueda reducir hasta en 4/5 el número de automóviles en circulación. ¿Dónde es esto más aplicable? En centros de trabajo, pero también en otros lugares como pueden ser los centros educativos (padres que llevan a sus niños al colegio o estudiantes que acuden a la Universidad). Evidentemente no es tan fácil como puede parecer, ya que hasta las personas que comparten destino y horarios suelen tener orígenes dispersos, o son reacias a compartir coche con un desconocido, o simplemente no se esfuerzan para organizarse y cooperar, o no son consciente del coste real que supone sacar a diario el coche del garaje.
Queda claro que serán pocas las personas que se decidan a compartir coche por iniciativa propia. Como mínimo debe existir un tercero que organice y ponga en contacto a los potenciales carpoolers. Este puede ser la administración pública (como por ejemplo se hace en Burgos, a través del Ayuntamiento), a través de entidades privadas como empresas o agrupaciones de empresas que sumen un elevado número de trabajadores (empresas grandes, asociaciones gestoras de polígonos, asociaciones de empresarios...) u otros. Con el desarrollo de las redes sociales, también se ha encontrado una potente herramienta para poner de acuerdo a los usuarios (es decir, que no sólo valen para organizar macrobotellones).
La metodologías existentes son variadas, y pasan desde una persona dentro de la empresa que organice los desplazamientos de una manera prácticamente manual (bueno, un Excel nunca viene mal) hasta que se adquiera una herramienta informática que haga los emparejamientos de manera automática. En otras ocasiones, se recurre a herramientas web (como Compartir.org) donde son los propios usuarios quienes introducen sus datos y horarios y se organizan para compartir vehículo. Por último, han surgido interesantes herramientas en las redes sociales (en facebook por ejemplo) o incluso redes sociales especializadas (como Comuto.es).
Por si todo esto fuese poco, aún cabe la posibilidad de incentivar a quien comparta coche: económicamente, o algo incluso más interesante, mediante la reserva de espacios de aparcamiento a quien se encuentre inscrito en el sistema (al más puro estilo aparcamiento de minusválidos).
La última parte ya queda de mano de los usuarios del sistema: decidir si turnan sus coches, si comparten gastos de gasolina o si se cobra un fijo por trayecto. Decidir si admiten tabaco, si la música o la emisora de radio es del gusto de todos los ocupantes o si se caen bien o mal. Pero la idea, es buena, y todos la agradeceremos. Menos coches, menos ruido y menos contaminación. Menos tiempo invertido en desplazarnos. Más tiempo, más dinero para nuestros gastos. Y más planeta.
Otra página también muy buena para compartir coche es www.conduzco.es
ResponderEliminar;-)